Comenzar el día con una taza de café es sagrado, nos ayuda a activarnos en las mañanas, es relajante y muchos lo acompañan con una buena conversación, pero si estás tomando remedios, lo mejor es dejar de lado esta bebida.
Medicamentos para regular la presión arterial: El café puede aumentar la frecuencia cardíaca y afectar la eficacia de estos medicamentos.
Antidepresivos, ansiolíticos o somníferos: Tomar café puede reducir su efectividad, por lo que se recomienda consumir esta bebida unas horas antes de la medicación. Además, los taninos del café pueden interferir en la absorción de algunos medicamentos.
Tratamientos para problemas de tiroides: La combinación con café puede disminuir la absorción de estos medicamentos, afectando su eficacia.
Medicamentos para el asma: La mezcla con café puede causar dolores de cabeza o nerviosismo al interactuar con ciertos broncodilatadores.
Tratamientos para resfriados y alergias: Al tomarlos con café, los efectos estimulantes pueden intensificarse, causando agitación o insomnio.
Pacientes diabéticos: Aunque no afecta directamente a la medicación, el café puede elevar los niveles de insulina y azúcar en sangre.
Anticonceptivos orales: Estos pueden retardar la eliminación de cafeína en el cuerpo, provocando síntomas como dolores de cabeza o nerviosismo.
Es importante recordar que no todos los medicamentos reaccionan igual con el café. Ante cualquier duda, es fundamental consultar a un médico especializado en el tratamiento respectivo.
El consumo exagerado de café puede desencadenar insomnio, dolores de cabeza, mareos, taquicardia, nerviosismo, temblores e incluso deshidratación. También puede generar ansiedad y en casos extremos, crear dependencia.
Además, dejar de consumir café de manera abrupta puede originar dolores de cabeza, somnolencia, irritabilidad, náuseas y dificultades de concentración.